Domingo: Día de todos los santos del segundo tiempo ordinario (primer domingo de noviembre)
Las relaciones cristianas en el hogar: mutualidad en las relaciones padres-hijos
Pasajebíblico
1 Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo. 2 «Honra a tu padre y a tu madre —que es el primer mandamiento con promesa— 3 para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra.»
4 Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor. (Ef. 6:1-4).
Texto clave: “Sometiéndose unos a otros por reverencia a Cristo.” (Ef. 5:21)
Objetivo: Que las familias cristianas recuperen la visión bíblica de una familia en la que las relaciones se normen por la mutualidad, reciprocidad y sumisión mutua.
Introducción
En el contexto del mundo grecorromano se daba por sentado que el deber de un hijo era obedecer y que no había estímulo ni recompensa por ello. La sociedad estaba organizada jerárquicamente y la razón de ser de los subordinados, incluidos esposa e hijos, era la obediencia y sumisión absolutas a sus superiores. De hecho, los hijos eran considerados como objetos, propiedad del padre.
En ese esquema no existía la reciprocidad. Los superiores no tenían obligaciones hacia sus inferiores. El pater familias no tenía obligación alguna de heredar a sus hijos sus bienes.
Ante una realidad como esa, los principios que el apóstol plantea, aunque en una primera instancia parecen reforzar la estructura sociofamiliar prevalente entonces, introducen notas que son profundamente emancipadoras. Ellas contribuyen a una forma de ser familia que es sana y nutritiva, que rescata la dignidad e importancia que se ha de dar a cada miembro de la familia. En lugar de simplemente mantener el orden con disciplina y autoridad, el padre es exhortado a promover la formación de sus hijos e hijas y fomentar su desarrollo integral.
Descubrimos en Efesios 6:1-4 semillas para la formación de una familia y sociedad alternativa al modelo jerárquico imperial de entonces y del patriarcado vigente en nuestros días. El pasaje apunta a un modelo igualitario de sociedad, incluyente y justo. Demanda un tipo de relación interfamiliar afectiva y no solo de mando, con un potencial de transformación social insospechado. Hace posible otra iglesia que manifieste la presencia del Reino en la familia, como primicias de la nueva humanidad.
Exposición bíblica
Nuestro texto clave: “Sometiéndose unos a otros por reverencia a Cristo”, es la norma para todas las relaciones que se dan en el seno de la familia. Vimos antes cómo este principio se ha de manifestar en las relaciones esposo-esposa y ahora lo consideramos en las relaciones de padres e hijos.
La norma que se plantea en este pasaje es la de la sumisión mutua y recíproca (5:21), que se expresa por medio de la obediencia-respeto, de parte de los hijos, y la crianza-respeto de parte de los padres. Una estructura social que, en aquellos días como en los nuestros, estaba organizada de manera jerárquica y vertical es ahora descrita en términos de responsabilidades mutuas de servicio y entrega.
La palabra “hijos” en el texto original incluye a hijos e hijas. Esto es de suma importancia porque en el versículo 4 las hijas también son incluidas en la tarea educativa. Ellas deben ser instruidas. En aquella época, como no hace muchos años en la nuestra, los hijos varones tenían la prioridad y privilegio de la educación. El modelo patriarcal relegaba, y en muchos sentidos sigue relegando, a las hijas a las tareas domésticas.
“obedezcan en el Señor a sus padres”. El cristiano, en la relación con sus padres, debe aprender a ver esa relación con nuevos ojos. La obediencia, tan impopular en nuestros días, es una manera de hacer justicia y construir shalom. Cierto, no es una obediencia ciega y absoluta; está delimitada por la conciencia cristiana que juzga de acuerdo con la voluntad revelada por Dios en su Palabra. Esta es una obediencia que se da recíprocamente (5:21) en una relación crucial y estratégica. Los hijos, al expresar sumisión en términos de obediencia a sus padres, también actúan de manera contracultural y modelan un estilo de vida en el que la obediencia se considera como un acto de amor, en respuesta al acto de entrega amorosa de los padres.
“Honrar” en este contexto es sinónimo de obediencia. Es la obediencia que surge del respeto y amor hacia los padres por lo que ellos hacen por nosotros. No es una actitud nacida de la coerción o por temor al castigo, sino la acción obediente que honra a quienes nos han engendrado y sostienen en la vida. El sentido bíblico del verbo honrar es considerar a una persona digna de nuestro respeto, admiración y honra. Implica la obediencia, como se pone énfasis en este contexto (6:1), e incluye el sostén económico y el cuidado amoroso hacia los progenitores (Mt 15:1-9).
“para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra”.
Esta promesa es una de las mejores expresiones de lo que shalom significa para la vida: Dios promete una vida buena y larga; una existencia enriquecida con su bendición de manera que nuestra vida presente sea próspera (en calidad) y extensa (en cantidad). La bendición expresada con las palabras “que te vaya bien”, en la cosmovisión bíblica, incluye todas las áreas de la vida (cf. Lev 26 y Dt 28): fertilidad en la procreación, armonía en la familia, buenos frutos y satisfacción en el trabajo, la armonía social e internacional, yuna vida de concordia y satisfacción. En pocas palabras, experimentar el shalom, en todas las relaciones y actividades de la vida cotidiana.
El "evangelio" del mundo globalizado no asocia las ideas de bienestar y longevidad con categorías éticas. El bienestar es fruto de la codicia y el hedonismo, y la longevidad es resultado de los avances tecnológico-científicos, sobre todo en el terreno de la medicina. Sin embargo, el sabor de insatisfacción y los sueños postergados han llegado a ser más común aún en sociedades prósperas. La codicia sin frenos del imperio corporativo-político-militar ya muestra, a pasos acelerados, su rostro perverso a una humanidad crecientemente pauperizada y con menos acceso a comer, aunque sea las migajas que caen de la mesa de los amos del presente mundo.
Lo sorprendente de esta ancestral promesa es que nos recuerda que aquello que todos deseamos y nos esforzamos por alcanzar, no es resultado de nuestra astucia, eficiencia, inteligencia, “buena suerte,” desarrollo, pericia financiera, conexiones sociales o políticas, ni de nuestra buena posición económica. Lo que más deseamos y necesitamos en la vida no lo compra el dinero ni el crédito. No es fruto del consumo ilimitado. No lo da el todopoderoso mercado. Es un regalo y bendición de Dios, posible incluso en este cosmos perverso. Sólo Dios hace posible que disfrutemos la vida y que la tengamos en abundancia, aun viviendo bajo la sombra del imperio.
En “ustedes, padres” se refiere en particular a los padres y no a las madres. Y es que el pater familias era en aquellos días el responsable de la educación de sus hijos e hijas. “No hagan enojar a sus hijos” es, en el texto original, un término bastante fuerte. Se refiere a una exaltación extrema del odio. Es producir en nuestros hijos, con nuestras actitudes intolerantes, arbitrarias y violentas, ese tipo de sentimiento extremo.
El texto retrata un sistema social, un modus vivendi, en el que el seno familiar era opresor y castrante. Implica, por ello, una manera de crianza donde el abuso de poder y autoritarismo del padre eran moneda corriente en los hogares, lo cual era de esperarse en una cultura que premiaba y facilitaba esas conductas, al considerar a los hijos como un objeto de su propiedad y en la que el honor del padre radicaba en su capacidad de imponer la disciplina a cada miembro de la familia.
“Sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor”.
La enseñanza del apóstol que mide la calidad de la educación de los padres en términos del efecto y la reacción emocional de sus hijos es, sin duda, contracultural. La obediencia lograda por medio de la violencia no es la que Dios quiere. El Señor se ganó nuestra obediencia y devoción dando su vida por nosotros. Así nos conquistó. Y así deben los padres conquistar a sus hijos: no sólo dando órdenes, sino dando su vida, en un acto de amor y entrega por sus hijas e hijos.
La oposición es muy importante: “Críenlos” se refiere a dar la alimentación adecuada para su crecimiento, desarrollo y maduración. Si bien, en una primera instancia el término se refiere al sustento físico, su uso metafórico señala también las dimensiones psicológica, emocional, social y espiritual, que son aspectos del desarrollo integral de toda la persona.
El padre ha de suplir todo lo que le haga falta a sus hijos e hijas para que maduren. El jefe de familia ha de proveer el ámbito propicio para el crecimiento saludable y armónico de sus hijos. Es como construir un invernadero que permita a las delicadas plantas y flores crecer y dar fruto, a pesar de que los elementos ambientales les sean ajenos y aún contrarios a su desarrollo.
Solo así se puede moldear la conducta, cuando ésta se cultiva con paciencia y cuidado intensos. Esto implica actitudes de tolerancia, amabilidad, cuidado y ternura. Implica también un compromiso y una relación personal, íntima y afectuosa.
Así pues, la mutua sumisión, que ya es la marca de las relaciones personales dentro de la comunidad cristiana (5:2), y que emula el modelo de autoridad ejemplificado por Jesús (Jn 13, Mt 20:20-28), es ahora aplicada a las relaciones hijos-padres. Los hijos deben obedecer, honrar y respetar a sus padres, y éstos, a su vez, han de educar a sus hijos con respeto y sabiduría. En ambos casos, la relación debe ser un modelo de servicio, amor y entrega mutuos en el Señor.
La reciprocidad o mutualidad es el sustrato insustituible en las relaciones entre hijos y padres. Los hijos deben a sus padres el respeto y la obediencia como muestras concretas del honor que les rinden. Lo hacen teniendo como lealtad última al Señor y su voluntad. Dios promete dar a los hijos que así viven una vida de shalom, dichosa y duradera. Los padres, a su vez, son llamados a proveer a sus hijos e hijas una educación cristiana de cuidado integral: es una educación de acuerdo a la formación que sigue el modelo de Jesús, que consiste en servicio, entrega y sumisión voluntarias a los demás. Así, en el seno del hogar, se van forjando las nuevas generaciones que son fermento transformador en medio de la sociedad imperial decadente.
Para reflexionar
Los países de habla castellana se han preciado siempre de poseer como parte esencial de su herencia histórica cultural sólidos valores familiares. Entre ellos, la cohesión, cercanía y soporte de las familias han sido factores importantes para la estabilidad social.
Sin embargo, las últimas décadas han visto cambios profundos con respecto a la naturaleza, las dinámicas e identidades en la familia. Se puede decir que, en términos generales, la idea de una familia tradicional patriarcal está todavía presente en considerables sectores de nuestras sociedades, especialmente en las regiones rurales. Aunque, es un modelo cada vez más cuestionado y difícil de sostener.
Hoy día vivimos lo que algunos llaman familias complejas que ya no se ajustan al modelo tradicional. Un dato muy revelador y contundente es que hay un promedio del 30% de hogares con jefatura femenina en América Latina.
Otro dato que es sintomático de los profundos cambios en la familia es el bajísimo índice de nupcialidad. Cada vez más personas evitan el matrimonio formal y optan por la cohabitación sin compromisos legales. Algo similar sucede con las parejas sin hijos, los hogares sin un núcleo conyugal, en los que las relaciones son más de familia extendida (es decir, hijos que crecen sin la intervención e influencia de sus padres, sino más bien de los abuelos y las abuelas), y no hablemos de los millares de niños de la calle que en algunos países ya tienen una segunda y tercera generación.
Los fenómenos migratorios añaden nuevas problemáticas a la ya de por sí compleja situación de la familia contemporánea. Los hogares se desintegran debido a que padres y madres emigran en busca de mejores oportunidades de trabajo, mejor remuneración y simple sobrevivencia. No es raro el caso de hijos e hijas que también emigran en busca de sus padres. En América Latina, por lo general, la emigración es hacia el norte o hacia países vecinos que tengan mejores condiciones de vida. Las familias desarrollan dinámicas muy complicadas, y es común que los emigrantes empiecen otra familia en el país al que han emigrado.
Sin duda, el fenómeno de la narcoviolencia ha tocado a muchas familias en el continente. No solo el problema de las adicciones afecta las dinámicas y preocupaciones familiares, sino también la violencia que organizaciones criminales, en connivencia con los gobiernos nacionales o regionales ha desatado en múltiples países, haciendo de nuestros hijos e hijas víctimas de sus muchas manifestaciones, como la trata de personas con fines sexuales, el reclutamiento en organizaciones criminales, el tráfico de drogas y de personas, la venta de órganos, etc.
La gran pregunta educativa cristiana hoy día es: ¿Cómo proveerle a los hijos e hijas una crianza cristiana en esos contextos disfuncionales? ¿Cómo ayudar a los nuevos padres a enfrentar de manera responsable su deber cristiano en circunstancias tan complejas como las descritas? ¿De qué manera nuestras iglesias pueden desarrollar un programa educativo que responda a esas realidades? Estos deben ser temas de investigación, diálogo y acción en la búsqueda de alternativas en nuestras iglesias.
Sin duda, necesitamos mucha sabiduría, compasión y entrega para empezar a vivir como el pueblo de Dios en el mundo globalizado que nos ha tocado. Las comunidades cristianas deben ser refugio e invernadero para las familias y hogares que sufren semejantes luchas. Una prioridad fundamental en el discipulado es transformar nuestras iglesias en escuelas para padres a fin de apoyar a los padres en los enormes desafíos que enfrentan. En ese contexto, también somos llamados a ser artesanos del shalom de Dios.
No hay mejor forma de emplear nuestra vida que trabajar por restaurar y consolidar la armonía-shalom familiar. Los padres, haciendo del hogar su principal lugar de desempeño y misión, proveen a sus hijos e hijas la educación fundamental con la cual realizarán su misión en el mundo; una educación en la que los valores centrales de la fe cristiana se cultivan con esmero y paciencia: el servicio y la entrega para el bien de los demás. Una educación en la que los hijos crecen y se desarrollan para parecerse cada vez más a Jesús, nuestro modelo de vida (4:13).
Que Dios nos conceda familias cristianas que viven ese desafío y que constituyen un testimonio poderosísimo de la gracia de Dios ante la sociedad en que viven (2:7) y ante los poderes de este mundo (3:10): familias artesanas de la paz.
Domingo 32 del segundo tiempo ordinario (entre el 6 y el 12 de noviembre)
Las relaciones cristianas en el hogar:
Co-responsabilidad en las relaciones patrones-empleados
Nuestro pasaje de esta semana habla dela relación amo-esclavos. Aunque en la mayoría de nuestras sociedades, aparentemente y formalmente, ya no existe la esclavitud, se puede argumentar que hay muchas formas de esclavitud en nuestras sociedades.
Esta semana queremos reflexionar sobre esta relación de poder entre el amo y esclavo, o como diríamos hoy, entre patrones y empleados.
Pasaje bíblico
5 Esclavos, obedezcan a sus amos terrenales con respeto y temor, y con integridad de corazón, como a Cristo. 6 No lo hagan sólo cuando los estén mirando, como los que quieren ganarse el favor humano, sino como esclavos de Cristo, haciendo de todo corazón la voluntad de Dios. 7 Sirvan de buena gana, como quien sirve al Señor y no a los hombres, 8 sabiendo que el Señor recompensará a cada uno por el bien que haya hecho, sea esclavo o sea libre.
9 Y ustedes, amos, correspondan a esta actitud de sus esclavos, dejando de amenazarlos.
Recuerden que tanto ellos como ustedes tienen un mismo Amo en el cielo, y que con él no hay favoritismos. (Efesios 6:5-9).
Texto clave: “Sometiéndose unos a otros por reverencia a Cristo.” (Ef. 5:21)
Objetivo: Que aprendamos a modelar en la familia cristiana, y en las relaciones patrón-empleado, relaciones de búsqueda del bienestar mutuo.
Introducción
Los hombres y mujeres esclavos cuando Pablo escribió su carta a los efesios habían sido degradados en su humanidad fundamental por un sistema social y una ideología que los consideraba como mercancía y objetos de compra-venta. Aunque es cierto que había todo un espectro social en cuanto a la condición y ocupación de los esclavos, que iba desde condiciones de extrema opresión hasta posiciones relativamente cómodas, como reza el dicho: "la jaula, aunque sea de oro, no deja de ser jaula."
Las mujeres esclavas pertenecían a sus amos, que tenían control absoluto sobre ellas y sus cuerpos. A menudo los amos las usaban para su placer sexual y el de sus amigos e invitados a los banquetes que ofrecían. Lo mismo sucedía con los niños y jovencitos esclavos.
Las iglesias tuvieron que enfrentar esa denigrante realidad a partir de su fe. Al enfrentar la extraordinaria realidad de un Dios que ha creado una nueva humanidad, el apóstol Pablo reflexiona agudamente sobre el mundo social en que vive y plantea una serie de principios domésticos que han de ser germinales para la transformación de la sociedad. Si bien no proponen una inmediata manumisión de los esclavos, nos parece que, si las miramos detenidamente, estos principios sientan las bases para una nueva comprensión y acción en cuanto a la esclavitud (como lo demuestra el libro de Filemón) y buscan formar una nueva cosmovisión que facilite la humanización de las esclavas y los esclavos, y su liberación.
Claro está, a la iglesia le ha llevado siglos y milenios para que esas semillas de libertad den fruto y se plasmen en realidades concretas. Y aun así, solo se han implementado de manera parcial y siempre inacabada. La cristiandad que se desarrolló a partir de Constantino y los imperios europeos “cristianos,” en su proceso colonizador, solo han dejado una secuela de esclavitud, horror, pobreza, explotación y subdesarrollo, que son heridas abiertas hasta el día de hoy. [1]Nuestra dureza de corazón no logra asimilar las verdades fundamentales de la cosmovisión bíblica con respecto a la dignidad y el valor de todo ser humano, sin distinción de clase, raza, género, nacionalidad, capacidad física o mental, edad, estatus social, legal o religión.
Exposición bíblica
El mandato principal a los esclavos: “obedezcan”, es calificado y modificado por siete frases que describen la manera en que tal obediencia se ha de expresar (vv. 5-8). Las indicaciones al esclavo se cierran en el v. 8 con un enunciado que ofrece una alta motivación y la razón última de la obediencia del esclavo cristiano: su recompensa viene del Señor. El pasaje da por sentado que tanto esclavos como amos son cristianos (para instrucciones a esclavos cristianos con amos no cristianos ver 1 P 2:18-21).
No podemos analizar con detalle cada una de las siete frases que Pablo usa para describir la actitud que han de asumir los esclavos en su relación con sus amos. Pero, podemos resumirlas diciendo que Pablo introduce con ellas un elemento que socava dicho sistema de patronazgo y busca transformar y redimir la parte cualitativa de esta relación. Aún en una relación tan opresiva, el esclavo debe superar sus rencores y odios hacia el patrón y darle un servicio de calidad, sincero y generoso. Eso humaniza tanto al patrón como al esclavo.
Así, el apóstol le imprime a esa relación una cualidad no vista en aquellos tiempos. Redime una relación de explotación y abuso, desarmando al patrón con una actitud inusitada y desconcertante. El patrón recibe de sus esclavos y esclavas un servicio sincero e íntegro que no merece y que lo desconcierta. No es tanto el trabajo hecho como la actitud renovada, que ahora considera al patrón como persona digna de recibir el mejor y más dedicado servicio. Los esclavos le sirven con una devoción y entrega propios de alguien que ama sin condiciones. Es lo que Freire llamaría “la liberación del opresor”. Pero también es una forma eficaz de romper, en lo interior, con la figura del opresor que el oprimido "alberga en su interioridad." Esta es una forma de resistencia no violenta que sacude desde sus cimientos una institución aparentemente inamovible. Es el poder del amor-servicio.
“Y ustedes, amos, correspondan a esta actitud de sus esclavos, dejando de amenazarlos. Recuerden que tanto ellos como ustedes tienen un mismo Amo en el cielo, y que con él no hay favoritismos”.
Este conciso versículo resume la responsabilidad de los amos y la manera en que son llamados a corresponder a sus esclavos, como expresión concreta de la sumisión mutua (5:21) a la que todos y todas somos llamados.
Los amos o señores tienen una obligación moral y laboral hacia sus esclavos. Deben tratarlos con suma consideración, respetando e incluso poniendo de relieve su dignidad humana y su calidad de hermanos en la fe. Esto ya era suficiente para sacudir aquella sociedad esclavista.
“correspondan a esta actitud de sus esclavos” (“hagan con ellos lo mismo”, RVR60). Son palabras de un vasto alcance. ¿A qué se refiere el autor con “hacer lo mismo”? Se refiere a que las mismas normas y estándares que se demandan y esperan de los esclavos deben caracterizar también a sus amos. El principio de reciprocidad y sumisión mutua con el cual inició esta sección (5:21) ahora se reitera al final, marcando y permeando así todo el espíritu del pasaje. Si los esclavos ponen todo su empeño y su mejor actitud para buscar el bienestar de sus amos, éstos de igual manera deben poner su mejor disposición y esfuerzos para buscar el bienestar de sus esclavos. Aquí hay otra semilla de liberación. ¿Cómo sería el mundo si los amos buscaran y tuvieran como meta principal el bienestar pleno de sus trabajadores?
Para reflexionar
Se puede argumentar, y mucha gente lo hace que la esclavitud en nuestro continente no existe. Sin embargo, la misma realidad opresora persiste en nuestro medio con otros nombres y caras. El mercado como un sistema económico que domina la realidad de nuestros países, se ha impuesto en la mayoría de ellos sometiendo a los "privilegiados" que pueden obtener un trabajo, a condiciones laborales sin protección social y expuestos a los abusos de sus patrones.
En los Estados Unidos, se mantiene a once millones de personas indocumentadas que viven en condiciones de esclavitud. Según Douglas Massey, investigador de la Universidad de Princeton, "once millones de mexicanos indocumentados que residen en Estados Unidos, sin derechos civiles, sociales o políticos, constituyen la población más grande en esas condiciones desde los años de la esclavitud que terminaron en 1863." [2]Lo mismo se puede decir de gran parte de América Latina, donde el modelo económico ha ido deshaciéndose de las garantías laborales que daban a los trabajadores condiciones más dignas de trabajo. Hoy día se vive en muchos de nuestros países condiciones laborales en las que el trabajador puede ser explotado sin protección legal alguna.
Efesios plantea la construcción desde abajo, a partir de los débiles (mujeres, hijos e hijas, esclavos y esclavas, padres) de una nueva sociedad. A partir de las relaciones domésticas, y de la casa como núcleo social fundamental, se opta por una estrategia de penetración social que hace de las familias cristianas su unidad de avanzada más poderosa para construir la “Pax cristiana”, que la fe en Jesús es capaz de crear. “Es una nueva humanidad que prefigura y anuncia con su vida interna (fraterna, transparente, modélica en la forma misma de dilucidar sus conflictos, en la manera de ejercer la autoridad…) el destino de toda la humanidad; y debe aspirar a enriquecer la imaginación social y la solera cultural de la sociedad.” (Rafael Aguirre).
Domingo 33 del segundo tiempo ordinario (entre el 13 y el 19 de noviembre)
La familia cristiana y el estado
Pasaje bíblico
Romanos 13 y Apocalipsis 13.
Texto clave: "Den al César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios" (Mateo 22:21).
Objetivo: Que como cristianos y cristianas comprendamos los principios bíblicos que regulan nuestra relación con el estado y vivamos de acuerdo a ellos.
Introducción
Una de las áreas en las que existe mayor confusión y necesidad de una perspectiva bíblica es la que se refiere a nuestra relación con el estado. En esta lección haremos un estudio panorámico de este asunto tan importante. La siguiente confesión nos sirve como introducción al tema:
Reconocemos y lamentamos la generalizada apatía e indiferencia del pueblo evangélico latinoamericano hacia las realidades sociales y políticas de nuestros países. Somos concientes de que diversas razones han influido para esta apatía e indiferencia. Sin embargo, identificamos un reciente interés en estos asuntos como una evidente acción del Espíritu Santo, por lo cual dicho interés debe ser profundizado y alentado. Reafirmamos nuestra firme convicción de fe en las Sagradas Escrituras y dentro de la tradición de la Reforma proclamamos el señorío de Cristo sobre el individuo y la iglesia. Con la misma fuerza confesamos que El es el Señor de toda realidad creada. Consideramos que el poder redentor y renovador de Cristo no sólo afecta al individuo, sino también a las esferas social, económica, cultural y política en las que éste se desenvuelve.
Declaración de Jarabacoa. Introducción.
Exposición bíblica
Dios creó al ser humano para vivir en relación con otros y por ello la vida en plenitud sólo esposible cuando se realiza en comunidad. "El ser humano fue creado para vivir en comunidad y sólo alcanza su desarrollo pleno en relación de amor con los demás (en familia, iglesia, pueblo, etc). El orden político ha sido provisto por Dios como un medio de ordenamiento de la vida en sociedad, de tal modo que cada miembro de ésta se realice plenamente en relación con Dios, con la creación, con sus semejantes y consigo mismo" (Declaración de Jarabacoa I. 1.4 y 1.6).
1. Entre las primeras manifestaciones de gobierno humano que se hallan en la Biblia, está la de Génesis 11 cuando Dios juzga a la gente que había construido la torre de Babel, representativa de la soberbia humana. Dios juzga este intento por ser contrario a su mandato y voluntad de que la tierra sea poblada. "Al desplazar a Dios del centro de su existencia, el ser humano se hizo necio, se envaneció con sus propios razonamientos y se entregó a sistemas y estructuras que ofrecen una falsa seguridad. Su pecado adquirió así una dimensión social"(Declaración de Jarabacoa I. 2.3).
2. Uno de los primeros imperios con los que el pueblo de Dios se relaciona es con Egipto, un imperio opresor que es juzgado por el Señor a causa de lo que había hecho contra el pueblo de Israel.
3. Dios mismo establece gobernantes en su pueblo. Moisés y Josué son ejemplos de ello. La casta sacerdotal que dirige al pueblo en la adoración, tiene también una función política. Sin embargo, Israel tiene una ley que está por encima de todas las cosas y que juzga incluso a los líderes supremos del pueblo. Era un estado de derecho.
4. La Ley representa la voluntad de Dios para su pueblo, y por ello Israel vive en una teocracia en la que Dios reina por medio de su Palabra.
5. La época de los jueces se describe como una en que "cada quien hacía lo que mejor le parecía". Eran días de anarquía moral y política, días que prepararon la llegada de la monarquía. "La autoridad política ha sido ordenada por Dios como medio de preservar la vida en sociedad, mitigando los efectos del egoísmo y poniendo límites a la violencia social"(Declaración de Jarabacoa I. 2.4).
6. Era característico de los días de la monarquía que los reyes se apartaran del cumplimiento de la voluntad de Dios y fueran los profetas quienes les reprendieran y amonestaran . Es en este período cuando, de una manera clara, se deja ver el hecho de que la legitimidad de los reyes estriba en su sometimiento a la voluntad revelada de Dios.
La iglesia no está llamada a elaborar propuestas políticas específicas, ni a identificarse con ningún sistema de organización social, ni a formar partidos políticos. La iglesia sí está llamada a solidarizarse con las luchas humanas para superar la opresion, la miseria, la ignorancia, etc. Por eso, la iglesia tiene un rol profético que la lleva a denunciar los sistemas injustos y a colaborar en la construcción de una sociedad más justa y fraterna (Declaración de Jarabacoa I. 3.4 y 5).
7. Los profetas representan la disidencia religiosa que, desde una perspectiva bíblica, denuncia los pecados sociales del pueblo y que llaman al arrepentimiento (Habacuc, Oseas, Amós, Isaías).
Cuando uno lee los libros de los profetas, sorprende descubrir que ellos no solo amonestan a la nación de Israel, sino que también son voceros del Señor portando un mensaje de juicio y esperanza a las naciones paganas. Por medio de sus profetas, Dios se da a conocer como el juez moral de todos los seres humanos.
Una de las lecciones inmediatas que uno puede señalar a partir de los profetas es el hecho de la relatividad de toda forma de gobierno humano. En agudo contraste con las concepciones de la época antigua, el rey no es considerado como un ser divino cuyas decisiones han de acatarse sin protesta alguna. Ni siquiera los reyes creyentes escapan del juicio de Dios. Toda forma de gobierno humano ha de someterse a la autoridad máxima, la Palabra de Dios, y a sus demandas de justicia.
8. En el Nuevo Testamento, el tema central de la vida y predicación de Jesús es el Reino de Dios. Con su ministerio y presencia, el Reino de Dios se ha acercado a los seres humanos en la persona de Jesús. Este término ya de entrada nos recuerda que los reinos de este mundo son relativos. Ni los Herodes, ni los Césares tienen la última palabra. Participan de un sistema caído y por ello son llamados al arrepentimiento.
9. Ante la llegada del Reino, las realidades mundanas pasan a un segundo plano y se pueden ver en una perspectiva correcta. No hay lugar para absolutizarlas. .
Toda la misión de la iglesia ha de realizarse con una oración al Señor: "Venga tu Reino". Con esto la iglesia expresa lo interino, lo inacabado de su misión, pues se espera que el Señor en su venida purifique y perfeccione todo lo que haya hecho en su nombre. A la vez, la expectativa escatológica de la iglesia relativiza todo sistema económico y toda forma de gobierno, pues cualquier sociedad, por mucho que supere a la que le precedió, no es la patria definitiva que los cristianos anhelan, es sólo una patria temporal entre tanto que viene el Reino de Dios (Declaración de Jarabacoa I. 4. 1 y 2).
10. El Reino de Dios encarna la Torá y por ello los valores que representa y promueve son el criterio para evaluar y cuestionar a los reinos de este mundo. Así lo practicó Jesús y así somos llamados a vivir.
11. Los discípulos entendieron esto y por ello cuando empezaron su tarea misionera y encontraron una oposición férrea de parte de las autoridades judías, no tuvieron ningún escrúpulo en declarar que preferían obedecer a Dios antes que a los hombres. La norma suprema no son los decretos humanos, sino la voluntad divina.
12. Este es el contexto en que deben de entenderse las exhortaciones de Pablo (Rom. 13), Pedro (1 Pe. 2) y aún la de Jesús : "Dad al César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios". Se ha de obedecer a los gobernantes en la medida en que no contradigan ni se opongan a la voluntad de Dios expresada en las Escrituras.
13. Apocalipsis 13 nos muestra que la bestia, representativa del poder político, cuando se opone al Reino de Dios, es juzgada severamente por el Señor. Nos encanta citar Romanos 13 para demandar una sumisión absoluta a los gobiernos, sobre todo cuando estamos de acuerdo con su ideología y forma de gobierno.
14. Desgraciadamente, la iglesia no ha cumplido con su función profética y, a menudo, su criterio para evaluar la conducta del Estado se basa en cuestiones cúltico-ceremoniales. Mientras que el Estado le dé libertad de culto, la iglesia está contenta. Más recientemente, hemos adoptado una micro-ética, y utilizamos como único criterio la oposición al aborto y a los matrimonios homosexuales.
Cabe la pregunta, ¿Qué han hecho o dicho nuestras iglesias ante las continuas violaciones a los derechos humanos, tan comunes en nuestros países? ¿Qué puede y debe hacer la iglesia ante la corrupción moral de los funcionarios públicos? ¿Cuál es la tarea que las iglesias tienen delante de ellas con gobiernos cuyas políticas económicas benefician a las clases privilegiadas, mientras mantienen en una pobreza vergonzante e inhumana a las mayorías? ¿Cuál es la responsabilidad que nuestras iglesias tienen ante gobiernos que poco o nada hacen ante la grave depredación ecológica? Si la iglesia no amplía su horizonte habrá fallado seriamente en su tarea profética.
14. Existe al mismo tiempo la vocación política que los creyentes como individuos pueden ejercer. Hay una gran necesidad de hombres y mujeres como Moisés, Daniel y Ester, que supieron responder con integridad y pertinencia a las demandas urgentes de sus días.
Domingo Cristo el Rey, el Reino de Cristo y la creación del segundo tiempo ordinario (entre el 20 y el 26 de noviembre)
Nuestra responsabilidad ecológica
Lectura bíblica
Génesis 1 y 2
Texto clave: "Y vió Dios todo lo que había hecho, y he aquí era bueno en gran manera" (Génesis 1:31).
Propósito: Que comprendamos los principios bíblicos acerca de nuestra responsabilidad ecológica y que actuemos y vivamos de acuerdo a ellos.
Introducción
Todos los seres vivos están profundamente unidos entre sí y dependen unos de otros. Los seres humanos no tienen derecho de destruir o despojar a las demás especies... Afirmamos que Dios es en verdad distinto de la creación, pero se involucra profundamente en ella. Este involucramiento no surge de una necesidad natural (como si la tierra fuera Dios o parte de él), sino del libre amor y de la gracia del Dios Trino. Dios el Hijo, como Verbo eterno, les dio forma a todos los seres vivos y se hizo carne humana, con la cual todos los seres vivos están interconectados. Y Dios el Espíritu infunde energía en todos.
(Informe del Foro de Au Sable I. 1.1 de la Comisión de la Fraternidad Teológica Evangélica Mundial sobre Etica y Sociedad).
Exposición bíblica
1. Lección primaria y fundamental es que la creación es obra de Dios y "buena en gran manera" (Gn . 1:31). Dios la hizo de la nada, con sumo cuidado y sabiduría para la gloria de su nombre (Ro.11:36).
2. El ser humano, varón y hembra, recibe "en el principio" la tarea de ser mayordomo, guardián y labrador de la tierra (Gn . 2:15). Su vocación original y servicio a Dios se expresan en el cumplimiento gozoso de la mayordomía de la naturaleza. Este es el mandato cultural.
3. El Ser humano y el mundo están desde el principio íntimamente vinculados. El ser humano procede, en su parte material, del polvo de la tierra; depende de ella para su sustento y la ha de cultivar como parte esencial de su servicio a Dios.
En el Antiguo Testamento, el relato de la creación comienza mostrando una relación tripartita entre Dios, la creación y el hombre. Esta relación fue luego modelada en el pacto de Israel, el cual incluye al pueblo de Israel, el don de la tierra de Israel y su responsabilidad por ella ante Dios. El bienestar o el despojo de la tierra se relacionaban con su obediencia o desobediencia. (Informe del Foro de Au Sable I. 1.5).
4. Cuando Adán y Eva caen en pecado, la tierra sufre con ellos y es maldecida por Dios (Gn. 3:17-19). Ella, con sus "cardos y espinos", le recordará a la primera pareja y a todos sus descendientes, la vanidad, frustración y corrupción de la vida enemistada con Dios.
5. El ser humano, alienado de Dios, se convierte en el peor depredador de la creación, cavando así su propia fosa. Nuestra generación puede ser testigo de por lo menos siete degradaciones específicas a las que actualmente está expuesta la naturaleza:
(1) La alteración en el intercambio de energía de la Tierra con el Sol ha provocado un calentamiento mundial y la destrucción del escudo protector de ozono del planeta.
(2) La degradación de la tierra, por la cual se ha reducido el terreno disponible para criaturas y cosechas, y se ha destruido la tierra por erosión, salinización y desertificación.
(3) La degradación de la calidad del agua. Se contaminan el agua subterránea, los lagos, los ríos y los océanos.
(4) La deforestación. Cada año desaparecen 100 mil kilómetros cuadrados de bosque primario, y otro tanto se degrada debido al uso excesivo de latierra.
(5) La extinción de las especies. Cada día desaparecen más de 3 especies de plantas y animales de la Tierra.
(6) La generación de desechos y la toxificación mundial. A nivel mundial se distribuyen materiales causantes de problemas mediante la circulación atmosférica y oceánica.
(7) La degradación humana y cultural que amenaza y elimina el conocimiento ancestral de los nativos.
6. Las imágenes de la esperanza de la redención en el Antiguo Testamento no dejan de ser sumamente significativas, por la manera en que describen a la creación participando de la restauración que Dios ha de obrar en el mundo (Isaías 35 y 65:17-25).
7. La muerte de Jesús en la cruz tiene no solo un sentido individual, sino también una dimensión cósmica, ya que tiene como meta restaurar el shalom en toda su creación, en el universo (Col. 1:20; Ef. 1:10). Esto ya lo habían descrito algunos de los profetas (Is. 2:2-3; 11:1-2; 32:16-18; 25:6; 58:6-7; 65:17-25; Miq. 4:1-4; 6:8). Por ello, Pablo dice que "la creación gime y anhela la manifestación de los hijos de Dios, ya que ella será también liberada de la esclavitud de corrupción para participar de la libertad gloriosa de los hijos de Dios" (Ro. 8:18-23).
El Señor también tiene un profundo interés por restaurar a su creación original, maldecida a causa del pecado humano, depredada por la humanidad irresponsable, pero restaurada por la muerte del Príncipe de paz. Anhelamos ver el día en que no haya más contaminación en los ríos , los mares y el aire que respiramos; que no se sigan extinguiendo especies (hasta ahora se cuenta la extinción de 500.000 especies de animales y plantas), que terminen las fugas en plantas nucleares y las talas de bosques en aras de la creación de centros comerciales y habitacionales. Todo esto es parte del propósito redentor de Jesús y parte fundamental de nuestra vocación en este mundo. Como dice la Escritura:
Por cuanto agradó al Padre que en él [Jesús] habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz (Col. 1:19-20).
8. El cristiano está llamado a asumir su lugar y función como mayordomo de la creación que ha de heredar (Mateo 5:5; Apocalipsis 21 y 22). Dios está creando no solo a seres humanos nuevos, sino también "un cielo nuevo y una nueva tierra en los cuales mora la justicia (2 P. 3:13).
Lección alternativa para el último domingo de noviembre. Cristo rey de la creación.
Domingo Cristo el Rey, el Reino de Cristo y la creación del segundo tiempo ordinario (entre el 20 y el 26 de noviembre)
Les presentaré en primer lugar, y de forma breve, la cosmovisión bíblica y semítica del mundo y la humanidad. Luego haré algunas reflexiones sobre la vigencia de dicha cosmovisión y su convergencia con la de los pueblos originarios e indígenas de nuestra América, en contraste con la visión dominante del neoliberalismo rapaz y salvaje. Concluiré sugiriendo acciones que debemos tomar para crear las condiciones necesarias para el rescate de la biodiversidad de nuestra esperanzada tierra.
La narrativa del Génesis, en sus primeros capítulos, es poética y simbólica, y así nos comunica profundos conceptos acerca de las preguntas clave en la existencia humana. Tres imágenes conforman la cosmovisión bíblica de nuestra casa común: Dios como agricultor y artesano, Dios como un campesino o campesina, y la madre tierra como mujer con dolores de parto.
I. Dios como quien crea y sustenta toda la tierra y su biodiversidad.
A. Dios como modelo de creador prolijo y bondadoso. La primera imagen que la Biblia nos provee de Dios es múltiple: Dios se revela como un agricultor, un alfarero y un constructor/a. Es un ser que trabaja ardua y sabiamente para crear un mundo que es modelo de meticulosidad, devoción y servicio. Ese es el servicio que Dios brinda a favor de la humanidad. Dios prepara la tierra para que sea un lugar donde la humanidad pueda vivir, florecer y experimentar la armonía y el buen vivir en su plenitud. (Génesis 1 y 2). Construye y se alegra profundamente de entregarle a la humanidad un hogar, una casa donde vivir.
B. Dios como proveedor/a constante. La creación no es solo un acto realizado “en el principio.” Dios construye nuestra casa y le da mantenimiento; siembra la semilla y, luego, con paciencia y experto cuidado, la cultiva para que dé fruto.
El cultivo de la vida se da cotidianamente en los ciclos de la vida (providencia), en los cuales se descubre y celebra el cuidado amoroso y generoso de Dios por todas sus criaturas, desde la más pequeña hasta la más grande, por toda su creación, por nuestra casa común (Salmos 104 y 145, Job 38-40). Dios cuida con extremo cuidado la riquísima biodiversidad de la tierra: los animales, las plantas, el aire, el agua y todos los seres vivos.
Dios es como la paciente y prolija campesina que mete sus manos a la tierra para cultivarla con cariño, esmero y cuidado. Así le dice el cantor en un salmo a Dios:
“cuidas la tierra, la riegas
Y la enriqueces sin medida;
Preparas los trigales:
Riegas los surcos, igualas los terrones,
Tu llovizna los deja mullidos,
Bendices sus brotes…” (Salmo 65:10-11).
En el libro de Job aprendemos que Dios cuida de los mares, las nubes, la tierra, el fondo del mar, la luz, la nieve, el granizo, los relámpagos, las lluvias torrenciales, los animales, , las lluvias que nutren la tierra; el sol y las constelaciones, el gallo, los cachorros de leonas, las cabras, los burros, los toros, el avestruz, el caballo, el halcón, las águilas, el hipopótamo, y el cocodrilo. (Job 38-41).
Otro salmo (104) celebra los ciclos de la vida y advierte detrás de ellos una mano generosa y providente, buena y dadora de vida: es la madre o padre que vive atento/a al bienestar de su familia, de su tierra, de su creación:
Dios mío,
tú, con tu lluvia,
riegas desde el cielo las montañas;
tu bondad satisface a la tierra.
14 Tú haces crecer la hierba
para que coma el ganado;
también haces crecer las plantas
para el bien de toda la gente:
15 el pan, que da fuerzas,
el vino, que da alegría,
y el perfume, que da belleza (Sal. 104:13-15).
La tierra y su biodiversidad dependen de ti,
y esperan que llegue la hora
en que tú los alimentes.
28 Tú les das, y ellos reciben;
abres la mano, y comen de lo mejor.
29 Si les das la espalda,
se llenan de miedo;
si les quitas el aliento,
mueren y se vuelven polvo;
30 pero envías tu espíritu
y todo en la tierra cobra nueva vida (Salmo 104:29-30).
C. Jesús nos recuerda y vive a la luz del profundo cariño que Dios tiene por su creación.
«Miren las aves del cielo, que no siembran ni cosechan, y no tienen graneros. Pero el Padre celestial las alimenta» (Mt. 6:26).
Así pues, el Dios de la Biblia crea un mundo extraordinario, bello y armónico, y también lo cuida, cultiva y hace fructífero día tras día.
II. El Ser humano, la primera pareja, como administradores y mayordomos de la madre tierra.
Dios, como alfarero, modeló a Adán y lo hizo de la Adamah (tierra en hebreo). El mismo juego de palabras apunta a la inseparable y esencial vinculación entre el ser humano y la tierra, entre homo y humus (Stam). Su diario vivir y su destino son inseparables. Es una íntima y clara interdependencia: el ser humano surge, vive de y terminará en la tierra.
El ser humano y la tierra se encuentran unidos inextricablemente desde el principio hasta el final de la historia. Unidos e interdependientes desde su origen, transitan juntos su larga trayectoria y, al final de la historia participarán de la transformación definitiva. .
A. El mandato cultural.
Adán y Eva fueron creados a imagen de Dios (Gn. 1:28-29). El Génesis describe la obra de Dios en términos propios de la tarea de un rey que genuinamente cuida y protege su reino. En consecuencia, como portadores de la imagen de Dios, Adán y Eva reciben el encargo religioso de tener un extremo cuidado de la biodiversidad que se les ha encargado como administradores o mayordomos. Las palabras hebreas kabas (subyugar) y rada (ejercer dominio) implican un cuidado meticuloso para lograr que las potencialidades de todas las criaturas se desarrollen y florezcan plenamente. Es reinar, sirviendo a la tierra para que sea fructífera y desarrolle plenamente toda su potencialidad gracias a la actividad humana.
B. La tarea de la humanidad se debe modelar en ese paradigma original de la cosmovisión bíblica: ejercer dominio es vivir en armonía con toda la creación o con la biodiversidad de nuestro planeta. No podemos creer que hemos sido creados a la imagen de Dios y, al mismo tiempo abusar, descuidar o explotar a las especies y la tierra.
C. Como mayordomos de Dios en la tierra, y como sus imitadores, tenemos poder sobre la vida y la muerte de la naturaleza. Debemos ejercerlo adecuadamente, cultivándola y protegiéndola.
D. Adán y Eva fueron creados para servir: a Dios, a sus semejantes y a la creación. Esa es su vocación fundamental: el servicio como búsqueda del bien común, de nuestros semejantes y de nuestra casa.
En Gn. 2:15 leemos que “El Señor puso al ser humano en el huerto del Edén para que lo sirviera y guardara.” Los verbos hebreos que se usan allí se deben traducir como “servir y cultivar” (como un deber sagrado). Servir la extraordinaria y bella biodiversidad es un deber sagrado de la humanidad ante Dios. Dios puso al hombre en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara.
E. La rebelión y violencia del ser humano. Cuando Adán y Eva se rebelan contra Dios (Gn. 3:16–17), la maldición que reciben se manifestará en que la tierra “producirá espinos y cardos.” La labor humana será ardua y llena de desafíos.
Debemos recalcar que, en la cosmovisión bíblica, las acciones morales de la primera pareja, y del resto de la humanidad, tienen una repercusión directa sobre la tierra. Si los seres humanos actuamos bien, la tierra será bendecida, fructificará y enriquecerá la vida. Si actuamos mal, la tierra sufrirá esterilidad y destrucción, y nos dificultará la vida.
No es necesario insistir en esta realidad el día de hoy: nuestras acciones depredadoras están acabando la tierra.
F. El ser humano lejos de cumplir su tarea sagrada hacia la tierra, se torna en su depredador. Deja de servir a la tierra y empieza a servirse de ella. Esto mismo inicia un proceso de auto-destrucción. Al destruir la tierra, cava su propia tumba y la de sus descendientes.
G. No solo la vida humana se ve marcada, a partir de ese momento, por el sufrimiento y la muerte; también la vida del planeta. La tierra sufre intensamente a causa del ser humano. De allí que Pablo, en el Nuevo Testamento, describa a la tierra como una mujer, en medio de los dolores de parto.
Pues toda la creación fue condenada a la frustración... Pero a la creación le queda todavía la esperanza de ser liberada de la corrupción que la esclaviza…. Nosotros sabemos que esta creación se queja y sufre de dolor, como cuando una mujer embarazada está a punto de dar a luz. (Rom 8:20-22).
Si bien la imagen es de intenso dolor y sufrimiento, es también una metáfora de esperanza. Los dolores de parto no son terminales, y anuncian la llegada de una nueva vida, de una tierra nueva.
Pero esa nueva tierra, no nos caerá del cielo; es también fruto de nuestra labor decidida.
H. La visión de un nuevo cielo y nueva tierra como la culminación de la historia (Ap.21-22) es un énfasis necesario para celebrar la bondad de la creación, cultivarla responsablemente y cumplir como deber religioso el mandato cultural, en términos de buscar el bien, la armonía y el florecimiento de la creación en toda su biodiversidad y en cada uno de sus componentes.
I. Tal como Dios lo hizo “en el principio” al final de los tiempos, Dios hará “nuevas todas las cosas”, la humanidad debe usar todos sus recursos y poder para crear armonía, fecundidad y profunda satisfacción en la enorme diversidad de los ecosistemas.
J. Jesús murió para reconciliar todas las cosas y restaurarlas (Col 1:15). Es deber nuestro ser colaboradores de Dios y trabajar arduamente por el bien de nuestra madre, la tierra. Este es un deber religioso. Una de las mejores y más eficaces maneras de amar a Dios y al prójimo es cuidar de nuestra casa común, pensando en las generaciones presentes, de las cuales somos deudores.
K. Debemos trabajar ahora con la vista en lo que esperamos: “Pero nosotros esperamos el cielo nuevo y la tierra nueva que Dios ha prometido, donde todo será bueno y justo.” (2 Pedro 3).
III. Vigencia de la cosmovisión bíblica-teológica.
Uno esperaría que esta visión hubiera permeado la cultura cristiana occidental y que ésta hubiera mantenido ese altísimo valor y fuera cuidadora y protectora del medio ambiente. Esperaríamos que quienes profesan su fe y se llaman cristianos o cristianas vivieran y normaran sus actitudes y conducta en respuesta a ella. Lamentablemente, no es así en la mayoría de los casos.
En consecuencia, las naciones “cristianas” del nordatlántico (Europa y los Estados Unidos), así como en nuestra América morena, son las más depredadoras y las que más han contribuido a la destrucción irreversible de nuestra bella casa. Esta acusación ya se ha hecho muchas veces en las décadas pasadas y se sigue confirmando hasta el día de hoy. Proteger a las grandes empresas transnacionales y al complejo tecnológico-militar-económico estadounidense es mucho más importante que la fe en el Dios de la vida, que se da a conocer en la Biblia.
A. La cercanía con los poderes económicos y políticos ha callado a los representantes de las iglesias en EE.UU, en el mejor de los casos, ha sustituido una buena comprensión bíblica con la ideología neoliberal del libre mercado, que para las grandes mayorías es equivalente a la Biblia.
B. Ese evangelio de la modernización y aparente progreso lo escuchan los políticos, ideólogos e intelectuales orgánicos del sistema que han hecho del modelo económico neoliberal su credo y fe religiosa profunda en gran parte del mundo occidental. La herencia judeo-cristiana pasa a un plano más bien decorativo y de conveniencia. Nuestros países de habla hispana no son la excepción.
C. La globalización o americanización del mundo ha resultado en otra forma de neocolonialismo. Como evangelistas eficaces del sistema neoliberal, sus intelectuales orgánicos lo han implantado por las buenas y por las malas en gran parte del mundo. Ese modelo económico sigue arrasando nuestros ecosistemas. La explotación del carbón (en las numerosas minas a lo largo del continente), los combustibles fósiles y la modernización a ultranza de nuestros gobiernos siguen dañando el frágil equilibrio de la sufriente tierra, de sus aguas y del aire. Sus consecuencias sociales, que golpean duramente a los condenados de la tierra, siguen creando Macondos junto a los que ya han existido por siglos.
“Visitación no lo conoció al abrirle la puerta, y pensó que llevaba el propósito de vender algo, ignorante de que nada podía venderse en un pueblo que se hundía sin remedio en el tremedal del olvido.”
(Gabriel García Márquez, Cien años de soledad.)
D. La serie de videos que hay en YouTube que intentan popularizar la debacle climática, es una pequeña pero contundente muestra de lo que sigue siendo un proceso aparentemente imparable en nuestra tierra.
De allí que, hoy día, sea importante desligarnos de esas ideologías y teologías para rescatar una visión liberadora que guie a una actitud de mayordomía responsable de nuestra casa común. Un cambio radical de mentalidad y actitudes es urgente para cambiar el rumbo ecocida que llevamos. Los cristianos, de cualquier denominación, harían bien en arrepentirse y prestar atención al Dios de la vida y la belleza.
E. Es fácil reconocer que los pueblos indígenas, originarios de nuestra América (y de otras latitudes), coinciden con la sabiduría y cosmovisión bíblica que hemos descrito, con mayor claridad que los tecnócratas educados en las más prestigiosas universidades del mundo.
Dice el Papa Francisco en su encíclica reciente Laudato SI:
Es indispensable prestar especial atención a las comunidades aborígenes con sus tradiciones culturales. No son una simple minoría entre otras, sino que deben convertirse en los principales interlocutores, sobre todo a la hora de avanzar en grandes proyectos que afecten a sus espacios. Para ellos, la tierra no es un bien económico, sino don de Dios y de los antepasados que descansan en ella, un espacio sagrado con el cual necesitan interactuar para sostener su identidad y sus valores.
Cuando permanecen en sus territorios, son precisamente ellos quienes mejor los cuidan. Sin embargo, en diversas partes del mundo, son objeto de presiones para que abandonen sus tierras a fin de dejarlas libres para proyectos extractivos y agropecuarios que no prestan atención a la degradación de la naturaleza y de la cultura. (Laudato Si, 146).
F. La identidad del indígena está íntimamente ligada a la tierra. Su conciencia ecológica es de profundo respeto hacia la pachamama o madre tierra.
Ellos y ellas tiene mucho que enseñarnos y modelarnos. Pero la marginación y el racismo ancestrales que son parte de nuestro ADN, nos han cerrado las puertas para beneficiarnos de su sabiduría. Nos dañamos a nosotros mismos.
Aniquilar a las poblaciones indígenas es pavimentar el camino para nuestra propia aniquilación. Son las únicas personas que practican una forma de vida sustentable. Pensamos que son reliquias del pasado, pero puede que sean los guardas y porteros de nuestro futuro
(Arundhati Roy).
G. Sin lugar a dudas, por allí, entre nuestros resilientes indígenas, pasa la esperanza y se cultiva la vida. Si alguien puede repetir con propiedad las palabras que pronunció Gabriel García Márquez en su discurso de aceptación del premio Nobel, son ellos y ellas:
“frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida.”
IV. Notas esperanzadoras de una nueva conciencia y acciones para el “buen vivir”.
A. Papa Francisco y su encíclica “Laudato Si” sobre el cuidado de la casa común.
En un documento inusitado y pertinente, Francisco ha recogido y sistematizado un análisis certero de lo que llama una “ecología integral,” y hace una invitación urgente:
“A un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos. El movimiento ecológico mundial ya ha recorrido un largo y rico camino, y ha generado numerosas agrupaciones ciudadanas que ayudaron a la concientización.” (Número 14).
El escrito trata, con cierta extensión, temas como la basura, la contaminación y la cultura del descarte, el clima como bien común, la cuestión del agua y la pérdida de biodiversidad.
Se avoca al deterioro de la vida humana y la degradación social, la inequidad planetaria. Y sentencia: “El sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas se muestra en el fracaso de las Cumbres mundiales sobre medio ambiente. Hay demasiados intereses particulares y muy fácilmente el interés económico llega a prevalecer sobre el bien común y a manipular la información para no ver afectados sus proyectos (54).
Por eso, hoy «cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado, convertidos en regla absoluta (56).
El medio ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos. Quien se apropia algo es sólo para administrarlo en bien de todos. Si no lo hacemos, cargamos sobre la conciencia el peso de negar la existencia de los otros (95).
Francisco hace una síntesis de la enseñanza bíblica sobre el cuidado de la creación y, en su tercer capítulo, diagnostica que la raíz humana de la crisis ecológica se debe a la globalización del paradigma tecnocrático dominante y su dominio sobre la economía y la política. Va con dedicatoria a los vecinos del norte.
B. Mundo cristiano comprometido con el cuidado de nuestra casa.
Durante las últimas cuatro décadas, se ha dado una explosión de publicaciones y organizaciones ambientales y ecológicas que han empezado a cambiar el rumbo y a crear una nueva conciencia de la realidad en que vivimos. Desde una decidida y valiente jovencita como Greta Thunberg hasta múltiples organizaciones, ONGs nacionales e internacionales, nos recuerdan que:
“En la calle, codo a codo, somos mucho más que dos.” (Benedetti).
V. Propuestas:
Un cambio en los estilos de vida podría llegar a ejercer una sana presión sobre los que tienen poder político, económico y social. Es lo que ocurre cuando los movimientos de consumidores logran que dejen de adquirirse ciertos productos y así se vuelven efectivos para modificar el comportamiento de las empresas, forzándolas a considerar el impacto ambiental y los patrones de producción. Es un hecho que, cuando los hábitos de la sociedad afectan el rédito de las empresas, estas se ven presionadas a producir de otra manera. Esto nos recuerda la responsabilidad social de los consumidores: «Comprar es siempre un acto moral, y no sólo económico». Por eso, hoy «el tema del deterioro ambiental cuestiona los comportamientos de cada uno de nosotros» (LS, 206).
La educación en la responsabilidad ambiental puede alentar diversos comportamientos que tienen una incidencia directa e importante en el cuidado del ambiente, como evitar el uso de material plástico y de papel, reducir el consumo de agua, separar los residuos, cocinar solo lo que razonablemente se podrá comer, tratar con cuidado a los demás seres vivos, utilizar transporte público o compartir un mismo vehículo entre varias personas, plantar árboles y apagar las luces innecesarias. Todo esto es parte de una generosa y digna creatividad, que muestra lo mejor del ser humano. El hecho de reutilizar algo en lugar de desecharlo rápidamente, a partir de profundas motivaciones, puede ser un acto de amor que exprese nuestra propia dignidad (211).
A. El Futuro por Decidir. De Christiana Figeres y Tom Rivet-Carnac
En un valiente, informativo y desafiante libro, estos autores concluyen con una serie de consejos que a continuación listamos:
1. Olvídate del viejo mundo
2. Enfrenta tu dolor pero mantén una visión del futuro
3. Defiende la verdad
4. Considérate a ti misma como ciudadana –no como consumidora
5. Ve más allá de los combustibles fósiles
6. Reforesta la tierra
7. Invierte en una economía limpia
8. Usa la tecnología responsablemente
9. Construye la igualdad de género
10. Involúcrate en la política
El llamado urgente es que debemos hacer algo y hacerlo ya. Cada cual, desde su trinchera, en el hogar, en nuestras escuelas y universidades, en nuestras iglesias y en el ámbito político, nacional e internacional, debemos responder a esta alarma climática.
Una nota de esperanza ha sido expresada por Arundhati Roy. Ella sabe que de todos los rincones ya se escuchan voces de primavera:
“Otra tierra no sólo es posible, ella ya viene en camino.
Quizás muchos de nosotros no estaremos aquí para recibirla,
Pero en un día tranquilo, si escucho con mucha atención,
La puedo oír respirando.”
Todas y todos juntos, con esperanza, resistencia y determinación podemos todavía optar por una tierra mejor. ¡Otra tierra es posible!
[1] Recomendamos leer Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano (1997), Slavery by Another Name, Douglas A. Blackmon (2008) y Gilberto Freyre, Casa-grande & senzala (2006), que entre muchas otras obras afines, documentan magistralmente la dura realidad de la esclavitud que, en formas encubiertas y con otros nombres, se sigue manteniendo a toda costa en naciones que se precian de su herencia cristiana.
[2] Nota de Arturo Sánchez Jimenez, "Como en la esclavitud 11 millones sin derechos en los Estados Unidos," en La Jornada, domingo 1 de junio de 2014, p.2. Para mayor información consultar http://mmp.opr.princeton.edu/.